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Visitar el Museo Naval de Madrid es una experiencia maravillosa para todo aquel amante de la historia. En él podrás conocer piezas increíbles y episodios fascinantes de la historia que cambiaron el mundo.
Si tuviésemos que nombrar las naciones europeas con mayor tradición naval en la historia, sin duda estaría España. Acompañada, por supuesto, de Inglaterra, Holanda y Portugal. Los españoles no solo abrieron rutas inexploradas al Nuevo Mundo, sino que completaron la primera circunnavegación de la Tierra (Expedición de Magallanes – El Cano) o, por ejemplo, fue el primer ejercito del mundo en contar con una infantería de marina, lo que hoy en Estados Unidos denominan «Navy Seals».
Teniendo todo esto en cuenta, quizás el Museo Naval de Madrid no hace justicia a la larga tradición naval de España ya que es un museo relativamente pequeño y escasamente promocionado. Quizás debido a que los museos cercanos como El Museo del Prado o el Thyssen le hacen sombra.
No obstante, es un museo tremendamente interesante, repletos de piezas y reproducciones de barcos históricos que harán las delicias de los amantes de la navegación.
Las diferentes salas, 25 en total, del museo están organizadas por orden cronológico. Desde los siglos XVI y XVII, la época de mayor esplendor de la Armada española, hasta la actualidad.
El Museo Naval de Madrid incluye una magnífica colección de objetos históricos relacionados con la Armada española (más de 10,500 piezas). Podrás encontrar infinidad de instrumentos de navegación (sextantes, astrolabios, compases, etc.), armas de diferentes épocas como cañones, cascos o espadas, mapas históricos o uniformes.
El edificio donde se ubica el Museo Naval de Madrid cuenta con dos grandes patios donde se exhiben replicas a escala reducida de increíbles de barcos con todo lujo de detalles.
Sin embargo, de todas las piezas que encontrarás en el Museo Naval de Madrid, la joya de la corona es el mapa de Juan de la Cosa realizado en el año 1500. Este mapa es considerado el primero de la historia en el que aparece representado el continente americano. Puedes leer un poco más sobre este mapa un poco más abajo.
Al mismo tiempo, algunas salas del museo naval recrean con todo tipo de detalles como eran los camarotes de diferentes capitanes de la Armada, incluyendo el mobiliario, librería, alfombras, etc. ¡Realmente fascinante!
Otro aspecto que nos gusta de este museo es que hay numerosas pantallas que reproducen videos explicativos, lo que hace la visita más dinámica y entretenida. De todos ellos, nuestro favorito es un video en el que se explica cómo los españoles y portugueses en el siglo XV revolucionaron la forma de navegar al guiarse por las estrellas. Esta circunstancia les permitió alejarse de la costa y adentrarse en el océano. Hasta ese momento, se practicaba la navegación de cabotaje, es decir, sin perder nunca de vista la costa.
Periódicamente el museo organiza exposiciones temporales realmente maravillosas que nos ayudan a comprender el importante legado dejado por la Armada Española.
Si quieres profundizar un poco más sobre el Museo Naval, no te pierdas este pequeño reportaje:
Desafortunadamente, el Museo Naval de Madrid no organiza visitas guiadas regulares.
Sin embargo, es posible concertar una visita guiada con el Museo Naval si tu grupo es como mínimo de 10 personas (máximo 25). Para ello, debes escribir un email a info@fundacionmuseonaval.com o museonavalmadrid@fn.mde.es
Puntualmente, el Museo Naval organiza visitas guiadas para niños o exposiciones temporales para los peques. Puedes obtener más información en este enlace.
La entrada al Museo Naval es gratuita. No obstante, la fundación del Museo sugiere un donativo de 3€. Este donativo tiene como finalidad contribuir al mantenimiento del museo, pagar salarios de los empleados, etc.
Puesto que es un edificio que pertenece al Ministerio de Defensa, las medidas de seguridad son excepcionales. Antes de entrar al Museo Naval, un empleado te tomará los datos de tu DNI y tendrás que pasar un arco de seguridad.
El Museo Naval de Madrid tiene un horario amplio para el visitante. Como es habitual en muchos museos, los lunes está cerrado ya que es el día de descanso del personal del museo. El resto de la semana (martes-domingo) puedes visitarlo de 10:00 a 19:00 horas
¡IMPORTANTE! Durante el mes de Agosto el Museo Naval de Madrid tiene horario de visitas reducido (martes-domingo) de 10:00 a 15:00 horas.
El Museo Naval de Madrid está situación en el corazón de Madrid, exactamente en el Paseo del Prado, número 5, junto al edificio de la Bolsa de Madrid y el Cuartel General de la Armada. Frente al Museo Naval, otro edificio emblemático, el Banco de España.
La ubicación del museo no puede ser mejor, ya que muy cerca se encuentran los museos más importantes de la ciudad; Museo del Prado, Reina Sofía o el Arqueológico Nacional.
Desde el centro histórico es posible llegar caminando sin ningún problema. Desde Puerta del Sol se tarda aproximadamente 15-20 minutos dando un paseo agradable.
Si vienes de otra parte de la ciudad, la mejor opción en venir en metro. La parada de Metro más cercana al Museo Naval es Banco de España (línea 2).
Si prefieres venir en autobús tienes infinidad de combinaciones posibles. Las líneas de autobús que pasan cerca del Museo Naval son: 1, 2, 9, 10, 14, 15, 20, 27, 37, 45, 51, 52, 74, 146 y 203.
A la pregunta de si el Museo Naval de Madrid es recomendable para visitar con niños. La respuesta es clara, por supuesto que sí.
La visita al Museo Naval no es excesivamente larga. En aproximadamente una hora y media habrás conocido con detalle lo más importante del museo. Pero lo mejor es que no se trata de un museo aburrido y tedioso, apto solo para expertos en la materia.
La colección del museo es muy variada y abarca todo tipo de objetos. Por ejemplo, las maquetas de barcos históricos o la recreación de los camarotes de capitanes de la Armada suelen encantar a los más pequeños de la casa.
Además, a lo largo del museo, hay carteles explicativos e incluso algunos videos que les ayudaran a entender que están conociendo.
No lo dudes, el Museo Naval de Madrid es un plan ideal para ir con niños.
Como anteriormente mencionábamos, el Museo Naval de Madrid alberga más de 10.000 piezas relacionados con la Armada Española. Por ello, te recomendamos centrarte en las siguientes piezas que son las que atesoran un mayor valor histórico. He aquí nuestra pequeña guía para visitar el Museo Naval de Madrid:
La verdadera joya del Museo Naval de Madrid es, desde luego, la Carta Universal de Juan de la Cosa (1500). En otras palabras, el primer mapa de la historia en el que aparece representado el continente americano. Podríamos decir que este mapa es el antecedente de Google Earth 😊. Evidentemente, antes de la llegada de Colón a América (1492), los europeos desconocían su existencia y, por tanto, no existen mapas de América anteriores a éste.
Pero no se trata de un simple mapa para orientarse en alta mar. El mapa está preciosamente decorado con banderas de diferentes territorios, figuras de reyes, barcos de todo tipo, ¡incluso aparecen los Reyes Magos! Al estar hecho con tanto esmero y dedicación, implica que este mapa fue un encargo para algún personaje importante de la Corte de los Reyes Católicos.
El escaso conocimiento de la geografía americana de la época queda reflejado en el mapa. Por ejemplo, la península de Florida, Yucatán o el Golfo de México no están representados. La parte que corresponde a Centroamérica contiene también ciertas imprecisiones. Sin embargo, hay un hecho sorprendente; Cuba ya aparece representada como una Isla, cuando en el año 1500 todavía se pensaba, incluido Colón, que estaba unida al continente americano. Algunos expertos creen que es imposible que Juan de la Cosa supiera esto y que, por tanto, el mapa tuvo que ser realizado varios años más tarde. Curiosamente, China y Japón, de las que se tenía perfecto conocimiento aparecen cortadas en el mapa. El mapa termina en la India.
Sorprendentemente, el mapa nunca ha sido restaurado y se conserva bajo un cristal en la Sala de los Descubrimientos del Museo Naval. El mapa mide 80 centímetros de ancho y 180 centímetros de largo.
Juan de la Cosa, nació en la región de Cantabria, lugar de grandes marineros. Los cántabros era gente de mar aguerrida y acostumbrada a dominar el furioso Mar Cantábrico.
La pasión de Juan de la Cosa por el mar le llevó a convertirse en cartógrafo y a participar en nada más y nada menos que ¡7 viajes desde España a América! Entre ellos el histórico primer viaje de Cristóbal Colón en 1492. Ten en cuenta que, en esta época, un viaje a América no era nada parecido a lo que es hoy; no había asientos cómodos; no había tripulantes de cabina ofreciéndote comida; ni televisión; ni ningún tipo de comodidades. En el siglo XV atravesar el Océano Atlántico en un barco de madera era una experiencia muy dura. Incluso durante el viaje una parte de la tripulación fallecía o llegaba al borde de la extenuación debido a las epidemias, infecciones o el mal estado de los alimentos.
Mi primera visita al @Museo_Naval ha sido espectacular. Y estoy seguro de que será la primera de muchas pic.twitter.com/XpIYFFW0JG
— Winter Slav ن (@NamorFanboy) November 24, 2020
Pero, además de sus viajes a América, Juan de la Cosa también tuvo una vida repleta de emociones en tierra firme; incluso fue espía en Lisboa, donde intentó conseguir información confidencial sobre la Corona Portuguesa.
Desafortunadamente, durante su último viaje a América, murió durante un enfrentamiento armado con indígenas en Colombia (1510).
Desde luego, la vida de Juan de la Cosa da para una serie en Netflix o HBO 😉
Sin duda, esta es mi parte favorita del Museo Naval de Madrid. Siempre que lo visito, puedo estar horas en esta sección.
En dos patios del museo, cubiertos de las inclemencias del tiempo, están expuestos modelos de barcos ilustres de la Armada Española; fieles reproducciones, algunas de ellas con dimensiones que superan los 3 metros y repletas de todo tipo de detalles. Si te gusta el mundo de la Armada, créeme, vas a disfrutar mucho esta parte del Museo Naval de Madrid.
La colección abarca todo tipo de barcos de diferentes épocas y lugares, desde naves fenicias o vikingas, al mítico Santísima Trinidad (apodado “El Escorial de los Mares”).
Una pregunta que mucha gente se hace es ¿quién y por qué hacía estás maquetas con tanto esmero y dedicación? Al fin y al cabo, son solo maquetas.
Buena parte de la colección de maquetas pertenece al siglo XVIII y XIX. En esta época era común que, cuando se construía un barco, al mismo tiempo se hiciera una maqueta para formar parte de las colecciones reales. Puesto que iban a formar parte de la colección del Rey, estas maquetas eran hechas con maderas nobles, e incluían todo tipo de detalles.
Entre las innumerables maquetas y reproducciones de barcos, hemos destacado principalmente 4: un modelo de galeón flamenco del siglo XVI, El Santísima Trinidad, la fragata Diana y el navío Real Borbón.
Este modelo es una pieza única en el mundo, puesto que se considera uno de los pocos modelos de navío realizados en el siglo XVI. Se cree que fue un regalo de la embajada flamenca —territorio español en aquella época—al mismísimo Rey Felipe II. La pieza está enteramente hecha en madera tallada y policromada.
Apodado el “Escorial de los Mares”, sin duda fue uno de los barcos más espectaculares nunca construido en Europa. Sus dimensiones eran verdaderamente increíbles—65 metros de longitud (eslora)—y podía llevar a bordo más de 1000 personas. Pero eso no es todo, el navío Santísima Trinidad estaba armado hasta los dientes con 140 cañones. Ver aparecer este castillo flotante en mitad del océano debía causar una impresión terrorífica a los enemigos.
Pese a su imponente tamaño y poder de destrucción, el barco fue capturado por los ingleses durante la batalla de Trafalgar. La Marina británica hizo todo lo posible por salvar el barco, pero era demasiado tarde, el Santísima Trinidad había quedado herido de muerte durante la batalla y, finalmente se hundió en las profundidades del mar a 25 millas de Cádiz.
A diferencia de otros modelos de la exposición, éste no fue un modelo realizado para ser expuesto en un museo. Se trata de un “modelo de arsenal”. ¿Qué quiere decir esto? Como puedes imaginar en el siglo XVIII, no era posible recurrir a modelos en 3D por ordenador, ni nada parecido. Por lo tanto, los astilleros realizaban planos y modelos a escala como este para perfeccionar el diseño. Es por esto que el nivel de detalle y realismo de este modelo es tan maravilloso. Para la realización de este modelo, se utilizaron madera de caoba y boj y marfil.
Sin duda, este modelo de barco, realizado a finales del siglo XVIII, es una de las piezas imprescindibles si te interesa la historia de la Armada española. De hecho, esta fragata es considerada como uno de los mejores barcos que tuvo nunca la Armada.
La maqueta de la fragata Diana tiene una longitud (eslora) de casi 2 metros, una de las más grandes de toda la exposición. Al igual, que el modelo del navío Santísima Trinidad se trata de un “modelo de arsenal”, por tanto, su nivel de detalle y realismo son maravillosos.
La fragata Diana estuvo operativa y haciendo un gran servicio a la Armada hasta 1833, cuando fue desguazada en los astilleros de Cartagena.
Si hay una maqueta que capta la atención de los visitantes y hace que la gente se arremoline en torno a ella, es la maqueta del navío Real Borbón (1819).
A diferencia de las otras maquetas, este barco nunca llegó a construirse. Se quedo simplemente en eso, en una maqueta. La falta de fondos del gobierno impidió llevar a cabo semejante proyecto. La guerra contra Napoleón había dejado las arcas españolas al borde de la quiebra. Al mismo tiempo, la independencia de los territorios de ultramar en América frenó en seco la llegada de remesas de plata y oro a España. Todo esto, llevo al Rey Fernando VII a declarar la quiebra económica y suspender pagos en 1820.
La maqueta del Real Borbón es enorme y está realizada con sumo detalle; desde la arboladura (el conjunto de palos que sujeta las velas del barco) a las amarras, etc. absolutamente todo. Incluso parte de la cubierta se ha dejado descubierta para que podamos apreciar el interior. El nivel de realismo es tal que podemos incluso ver el gallinero (donde guardaban las aves para alimentar a la tripulación) o la cámara de los oficiales.
Si quieres profundizar un poco más en la historia de la Armada española, otros modelos interesantes de la exposición son:
Aunque no pertenece a la Armada Española, otra de las piezas más interesantes del Museo Naval de Madrid es una reproducción de una embarcación normanda (siglo X) encontrada en un túmulo funerario en Noruega. En la cultura vikinga los personajes más importantes solían ser enterrados con su barco.
Una pequeña parte de la colección del Museo Naval de Madrid está integrada por armas, algunas de ellas con un valor incalculable. Te mostramos algunas de ellas:
En una de las vitrinas del Museo Naval podrás admirar un conjunto de piezas realmente fascinante para los amantes de la historia. Se trata de un par de pistolas y un sable que el mismísimo Napoleón Bonaparte en persona entregó como regalo al militar español, Churruca.
No es que Napoleón fuese haciendo regalitos a diestro y siniestro. Napoleón regaló estás armas a Churruca como muestra de agradecimiento por haber participado en la escuadra de Brest. Esta escuadra tenía como misión aislar a Inglaterra, archienemigo de Napoleón.
Estas armas fueron hechas por Nicolas-Noël Boutet, armero de Napoleón Bonaparte en Versalles y considerado como uno de los mejores armeros de la historia. Sin duda, unas piezas dignas de admirar.
Como si de la gala de los Oscar Cristianos se tratase, cada año el Papa Pio V (siglo XVI) entregaba un estoque (también llamado montante), bendecido por él mismo y ricamente decorado, a aquellos personajes que habían destacado en su lucha contra los musulmanes.
En 1571 el elegido fue Don Juan de Austria, quién lideró la épica victoria cristiana frente al Imperio Otomano.
A la muerte de Juan de Austria en 1578, el estoque pasó a Gregorio López Madera, protomédico en la Batalla de Lepanto y fue enterrado con él en su tumba en 1595. Probablemente estás pensando… ¿Qué es un protomédico? Yo también lo estaba hasta el momento de escribir este artículo 😊. En esta época los protomédicos eran los encargados de evaluar y supervisar las actividades de médicos, cirujanos, etc.
Pero aquí no acaba la historia, en 1868 un grupo de desalmados profanó la tumba de Gregorio López para robar el estoque. Años más tarde, la hoja del estoque se pudo recuperar, pero la empuñadura, lujosamente decorada, se perdió para siempre y seguramente hoy estará en la vitrina de algún acaudalado coleccionista.
Finalmente, se realizó una reproducción de la empuñadora en acero damasquinado en oro y plata, que es la que hoy vemos en el Museo Naval.
Aunque los españoles no éramos mucho de lanzar cañonazos contra el enemigo (los españoles preferían abordar el barco y luchar cuerpo a cuerpo), en el Museo Naval se conservan varias piezas maravillosas. Entre todas destacamos una media culebrina de 1607, la cual está hecha completamente en bronce. Si te fijas, la media culebrina tiene un tubo muy largo en comparación con un cañón convencional. Esto permitía que los proyectiles tuviesen mayor alcance y velocidad.
A diferencia de los cañones, cuyo calibre era mucho mayor y se utilizaban para derribar murallas, las culebrinas, más ligeras, fueron muy habituales en los barcos del siglo XVI y XVII.
Aunque no considero que sea el gran punto fuerte de este museo, sí que hay expuestas algunas obras realmente interesantes que no puedes pasar por alto en tu visita al Museo Naval
La Batalla de Lepanto es considerada una de las batallas navales más importantes de la historia. En ella se enfrentaban, por un lado, la Santa Liga, una alianza cristiana compuesta por la Corona Española, los Estados Pontificios, el Ducado de Saboya, las Repúblicas de Venecia y Génova y la Orden de Malta. En frente, el poderoso Imperio Otomano que amenazaba con expandirse por Europa.
En este maravilloso cuadro se representa el momento más cruento de la Batalla de Lepanto, cuando ambos ejércitos están luchando con todas sus fuerzas; los soldados que han caído al agua son rescatados por botes; los cañones disparan sus proyectiles; y los barcos maniobran cerca unos de otros para abordar al enemigo.
En la escena, repleta de confusión, barcos y soldados, podemos observar a los dos grandes protagonistas de la Batalla de Lepanto: Juan de Austria, abordo de su imponente galera llamada la “Real”, y Ali Pachá, gran almirante de la flota imperial otomana, quién falleció en esta misma batalla a causa de un disparo de mosquete en la cabeza.
En la parte izquierda del cuadro aparece la figura del Papa Pio V, uno de los grandes benefactores, junto a la Corona Española, de la Batalla de Lepanto para frenar la expansión otomana en el mediterráneo.
Según cuenta la tradición, varios días antes que llegará la noticia a Europa de la victoria cristiana, el Papa Pio V se despertó agitadamente de un sueño y gritó: “¡Hemos ganado en Lepanto!” Evidentemente, esta premonición se interpretó como que la victoria cristiana había sido propiciada por el Altísimo. De ahí precisamente el nombre de este cuadro, “Revelación a San Pío V de la victoria de la Santa Liga en Lepanto”
Sin embargo, este cuadro esconde un pequeño misterio. En la parte superior izquierda, aparece representada una ciudad. Recientes estudios, llevado a cabo por especialistas del Museo Naval de Madrid, han concluido que muy probablemente podría tratarse de Málaga. Sin duda, un misterio, puesto que la Batalla de Lepanto tuvo lugar a 2.500 kilómetros de la ciudad andaluza.
Aunque se desconoce el autor de esta fascinante obra pictórica, se atribuye al pintor español Juan de Toledo (1618-1665).
Al igual que otras grandes figuras de la historia, como por ejemplo Miguel de Cervantes, el verdadero rostro de Cristóbal Colón es un misterio. Hoy nos tomamos miles de fotos a lo largo de nuestra vida: selfis, fotos con amigos, familia, de viaje, en una cena con compañeros de trabajo, etc. Pero antiguamente no era así. Antaño, las fotos eran los retratos, y éstos costaban una fortuna, se reservaban para ocasiones especiales y, desde luego, no estaban al alcance de cualquiera.
Cristóbal Colón nunca se hizo un retrato en vida. Por tanto, no tenemos certeza de cómo era realmente. El único documento que conservamos es una descripción que hizo su hijo en la que explica que Cristóbal Colón era un hombre “ni muy alto, ni muy bajo, ni muy delgado, ni muy grueso, con cabellos rubios, una nariz aguileña y ojos azules”. Como puedes ver, es una descripción poco precisa de sus rasgos físicos. Es por ello, que los retratos de Colón que se conservan, todos ellos realizados después de su muerte, no se parecen entre sí.
El retrato de Colón que se conserva en el Museo Naval fue realizado en siglo XIX por Alejandro Capriolo. En él aparece Colón retratado de medio cuerpo y una túnica oscura.
¿Quieres conocer un dato curioso? El Museo Naval cedió en 2015 la imagen de Colón de este retrato para que la compañía aérea Norwegian decorase la cola de uno de sus aviones.
El museo alberga una gran colección de instrumentos de navegación. Sin embargo, una pieza destaca por encima del resto. Se trata del estuche instrumental de Tobias Volckhmer, también cocido como “El Estuche de Felipe II” o “Los Ojos en el Cielo”.
El estuche de Tobias Volckhmer fue realizado en el siglo XVI e incluye todo tipo de instrumentos de navegación: brújulas, astrolabios, calendarios astrológicos, etc. Dicho en otras palabras, es como una lujosa caja de herramientas con todo lo necesario para navegar… Todos los instrumentos están realizados en bronce, latón, vidrio y esmalte.
La cubierta delantera del estuche está ricamente decorada con un mapa del hemisferio Norte, monstruos marinos y barcos. En el reverso aparece el mapa del hemisferio Sur decorado con adornos de flores y frutas. Lógicamente, estos mapas tienen algunos fallos puesto que los conocimientos geográficos eran hasta cierto punto limitados.
Tobias Volckhmer, autor del estuche instrumental fue un prestigioso orfebre, matemático y cosmógrafo del siglo XVI.
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Según los expertos, se cree que este estuche instrumental fue un regalo para el Rey Felipe II. No olvides que estos instrumentos eran tecnología punta en el siglo XVI, por tanto, eran objetos muy apreciados y dignos para regalar a un Rey.
Puedes conocer más sobre este curiosa pieza en este enlace de Arts and Culture de Google
En total el Museo Naval de Madrid cuenta con más de 250 enseñas de todo tipo. Pero hay una que verdaderamente merece la atención del visitante.
La bandera en cuestión es la bandera del Regimiento Fijo de Málaga, la única enseña que se conserva del Rey José Bonaparte en España. Pero… ¿por qué es tan especial esta bandera?
Los franceses entraron España en 1807 como pretexto para dirigirse a Portugal. Sin embargo, las aparentes intenciones pacificas de Francia no lo eran tanto; en 1808 los reyes de España habían marchado al exilio en Francia; el hermano de Napoleón juró como nuevo monarca español; y los soldados franceses habían tomado posiciones en las grandes ciudades españolas. Por ello, en 1808 los españoles se levantan en armas para expulsar al ejercito francés. Madrid fue la primera ciudad en sublevarse, pero poco a poco las revueltas populares fueron extendiéndose por todo el país. El ejercito español, descabezado puesto que el Rey estaba exiliado en Francia, tenía órdenes expresas de obedecer a José Bonaparte.
En este contexto, las Cortes Españolas, constituidas en Cádiz (1812), deciden entre otras muchas cosas quemar todas las banderas, enseñas y estandartes con el escudo de José Bonaparte. Cientos de ellas se perdieron para siempre. Todas, menos una. La bandera del Regimiento Fijo de Málaga, el cual nunca se sublevó contra José Bonaparte. Hoy esta pieza es una verdadera rareza, digna de ser admirada por todos los amantes de la historia. La Guerra de la Independencia (1808-1814) terminó con la expulsión de las tropas de Napoleón, pero costó la vida a aproximadamente 1 millón de españoles.
Además de armas, mapas, maquetas de barcos célebres o instrumentos de navegación, el Museo Naval también cuenta con una maravillosa colección de objetos diversos de todo tipo.
Ten en cuenta el contexto. Durante unos 250 años, los barcos españoles recorrían los océanos de todo el mundo varias veces por año, uniendo Asía, América y Europa.
Los barcos españoles eran cargados con todo tipo de mercancías exóticas en Filipinas y marchaban a México donde se realizaban una escala. Parte de la mercancía cargada en Asía se quedaba en México, mientras que al mismo tiempo, nuevos productos de América eran cargados en el barco. Desde México, los barcos españoles, repletos de mercancías de Asía y América, emprendían su viaje a Europa. Más tarde, esos mismos barcos eran cargados con mercancía en Europa y realizaban el viaje a la inversa. Es el inicio del comercio a escala mundial o lo que hoy llamaríamos la Globalización.
Desafortunadamente, muchos de estos barcos fueron hundidos y sus cargamentos se perdieron para siempre. Sin embargo, gracias a las modernas técnicas de la actualidad, algunos de estos barcos han sido localizados y sus cargamentos rescatados de las profundidades del océano para ser expuestos en museos de todo el mundo.
Un buen ejemplo de esto es la impresionante colección de porcelana azul de la dinastía Ming (China), muy apreciada en Europa en el siglo entre los siglos XVI y XVIII. La “Nao San Diego” transportaba está colección de porcelana desde Asía a Europa (la ruta del Galeón de Manila) cuando fue hundido en 1600 por piratas holandeses en Filipinas (territorio español hasta 1898). Sin duda, una de las colecciones del Museo Naval digna de ser admirada.
Además de este increíble cargamento, la “Nao San Diego” también transportaba monedas y joyas. A finales del siglo XX, el barco fue localizado en las profundidades del mar y su tesoro fue rescatado. El 70% de este tesoro está expuesto hoy en el Museo Naval de Madrid; el otro 30% en el Museo Nacional de Filipinas.
Entre los muchos objetos curiosos que expone el Museo Naval de Madrid encontrarás:
-Ánforas romanas
-Abanicos de China
-Tinajas tipo Martabán (Birmania)
-Katanas de Japón
-Brazalete hecho con colmillos de jabalí procedente de Nueva Guinea (Océano Pacifico)
-Collar real Lei Niho Paloa (Hawai)
Los orígenes de este museo se remontan al siglo XVIII cuando Antonio Valdés y Fernández Bazán, marino y militar español, creo su biblioteca privada especializada en temas navales. Sin embargo, no fue hasta 1843 cuando la Reina Isabel II (1830-1904) abrió el Museo Naval. En aquella época el museo estaba ubicado en la céntrica Calle Mayor, muy cerca del Palacio Real.
Finalmente, en 1932, el Museo Naval de Madrid fue ubicado en su emplazamiento actual, el Cuartel General de la Armada. A lo largo de todos estos años el museo ha ido ampliando su colección gracias entre otros benefactores a la Casa Real, la Secretaria de Marina (ya desaparecida) y el Real Instituto y Observatorio de San Fernando. Por supuesto, no podemos olvidar la figura del Almirante Julio Guillén Tato, quién dedicó buena parte de sus esfuerzos a la creación y ampliación de los fondos de este museo, llegando a ser director del mismo hasta 1972. Sin duda, sin él este museo no sería el mismo hoy.
La oferta museística de Madrid es realmente difícil de igualar. El Museo Naval de Madrid está ubicado en el conocido Paseo del Arte, llamado así por los maravillosos museos que están situados en este boulevard.
En un radio de aproximadamente kilómetro y medio podrás encontrar el Museo Reina Sofía, el Museo del Prado, la Fundación Caixa Forum, el Museo Arqueológico Nacional y la Biblioteca Nacional.
-Museo Reina Sofia
Calle de Santa Isabel, 52
-Museo del Prado
Calle de Ruiz de Alarcón, 23
-Caixa Forum
Paseo del Prado, 36
-Museo Arqueológico Nacional
Calle de Serrano, 13
-Biblioteca Nacional
Paseo de Recoletos, 20-22
¡Hola desde Madrid! Mi nombre es Javier Redondo, madrileño de nacimiento y trabajo como guía en Madrid desde 2013.
En este blog comparto consejos y recomendaciones personales sobre Madrid y rincones de la ciudad desconocidos incluso por muchos madrileños.
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